CONFERENCIA. La Orden de Montesa en Jumilla
Señoras, señores:
Estoy encantado de estar aquí con uds., atendiendo a
la amble invitación del sr. Tomás, y les agradezco su asistencia a este acto.
En primer lugar, a modo de sumario, les voy a exponer
de forma sucinta la tesis que a continuación desarrollare en mi disertación: a
finales del siglo XVII
Un último apunte antes de entrar en materia. Esta
ermita que acabo de mencionar fue felizmente rehabilitada en los años ochenta
por el arquitecto jumillano D. Salvador Moreno, obra, que en mi opinión no ha
siso suficientemente valorada en Jumilla. Y que permite que en muy poco espacio
paseemos por una plaza abierta en la última década del siglo XV, admiremos el
edificio del concejo de traza renacentista pero con una galería de columnillas
salomónicas tardogótica, único elemento que resta del edificio original, que
Alamiquez respeto; la ermita de san José de aire barroco, el caserón
dieciochesco que alberga
D. Salvador Moreno, por cierto, intuyo el nexo entre
la ermita y la orden de Montesa, pero no hallo respuesta a sus interrogantes. Y
es que para pasar de la intuición a la certeza en estas cuestiones, es
necesaria la figura del historiador, y la nómina de historiadores en Jumilla es
escasa. Bien, basta ya de prolegómenos.
Empezare
fijando una aserción fundamental: no fue Jumilla tierra de Ordenes Militares.
Nuestra tierra se caracteriza en
La historia
política de Jumilla es esta época es bien conocida, les remito a mi libro
Historia de Jumilla en
Hace unos años se descubrió en Londres en la sede de
Alfonso Tellez había sido uno de los conquistadores de
Cordoba en 1236, siendo nombrado gobernador de esta ciudad. Y años más tarde,
sería el estratega de la toma de Sevilla. Pertenece al linaje de los Tellos de
Meneses, lugar palentino en
La pregunta que cabe formularse es, ¿Qué hace la carta
de donación de Jumilla a este noble en el códice sanjuanista? Aquí solo cabe
formular hipótesis, la más ponderada nos la da la propia personalidad de
Alfonso Tellez, es un guerrero, un hombre de armas. Para él, la campaña de
Murcia, a base de pactos y capitulaciones era un paseo, enseguida se marcharía
de estas tierras para preparar la campaña de Sevilla, sin molestarse en hacer
efectiva la donación de Jumilla. Nuestro pueblo, nuestra tierra por entonces
vacía, no tenía ningún valor efectivo para este noble, y esto es lo que
explicaría que acabase en poder de
Hay un hecho curioso que viene a incidir en la
existencia de un nexo muy fuerte entre D. Alfonso y los caballeros
hospitalarios. Existe un lugar que domina
Como dije antes, D. Alfonso deja las tierras murcianas
para ir a conquistar Sevilla. Una vez culminada la toma de esta populosa ciudad
y su rica campiña, nuestro personaje será uno de los más beneficiados en el
repartimiento de Sevilla. Y así, entre otras muchas recompensas, recibe la
villa de Gilien, a la cual él le puso el nombre de Villalva del Alcor. ¿Qué
tenemos que pensar ante esto?, sin duda alguna en la existencia de algún vínculo
afectivo muy intenso con la localidad homónima de
De una forma o de otra, estos hechos perfectamente documentados, nos
sirven de indicios para creer que Jumilla en estas décadas centrales del siglo
XIII perteneció a
Me he detenido con cierto detalle en este personaje y
en
El nuevo siglo traerá un aire diferente, Jumilla
pierde gran parte de su población, se ensimisma, se petrifica. Y al mismo
tiempo se dispara el afán de honra, es decir, distinción social. Durante el
siglo XVII la familia Pérez de los Cobos será el ejemplo paradigmático de esta
ansia de ennoblecerse por razones de prestigio social. Los descendientes de D.
Francisco Pérez de los Cobos, el que da nombre a la calle de el Rico, obtendrán
hábitos de Santiago, San Juan y Calatrava. En mi libro El Señorío de los
Marqueses de Villena sobre la villa de Jumilla, defino a esta familia como
burgueses ahidalgados, una nueva clase rural que de pecheros acomodados habían
pasado a hidalgos, escalón inferior de la nobleza, y la segunda generación a
caballeros de Ordenes Militares, que era lo que realmente daba un rango social
elevado.
Por supuesto, otras familias intentaron seguir sus
pasos, pero obtener un hábito de una Orden Militar estaba por encima de sus
posibilidades. A duras penas algunos ganaban ejecutorias de hidalguia.A finales
del siglo XVII otro jumillano conseguiría entrar en
Y es en este contexto de un cambio de mentalidades
extraordinario que se da en Jumilla durante el siglo XVII, en claro contraste
con el siglo anterior, mucho más abierto y dinámico, que tenemos que contemplar
la fundación en Jumilla de un priorato de
Antes de ver los entresijos de este priorato, daré
unas notas sobre esta Orden. Es fundada por el monarca aragonés Jaime II en
1317 con el fin de hacerse cargo de los bienes de
El ejemplo francés fue seguido por los demás reyes
cristianos, si bien como dice con ironía el gran historiador Robert S. Lopez en
su obra El Nacimiento de Europa, tuvieron la delicadeza de no mandarlos a la
hoguera. Jaime II de Aragón fue muy cauteloso, no ejerció ninguna violencia
contra los templarios de sus reinos, se limito a hacer un inventario de sus
posesiones, y doto con ellas la recién fundada Orden. Además, le hace donación
de la villa y castillo de Montesa, que dará el nombre a la nueva Orden: Santa
Maria de Montesa. En su Bula de fundación se le da la regla del Cister y se
declara filial de
Siglos más tarde, y en un contexto totalmente ajeno a
los valores de cruzada contra los infieles, va a tener lugar la fundación de un
priorato de esta Orden en Jumilla, hecho curioso y excepcional, pues como acabo
de decir esta Orden se funda
exclusivamente con el fin de recoger los bienes de los templarios en el Reino
de Valencia. Añadiré, que un priorato, en síntesis, es un beneficio que se
otorga a un clérigo.
El priorato de Montesa en Jumilla se concede por
despacho real de Carlos II, fechado en Madrid el (5-II-1689). El título que
llevara será el de Nuestra Señora de los Remedios. El prior sería fray Pedro
Tomás Avellán, y el promotor de la fundación es su tio, el clérigo jumillano D.
Juan Vicente Ochoa y Avellán. Es importante saber que antes del priorato se da
la obtención de los hábitos de
Las condiciones para ingresar en
Para que se hagan una idea de lo minuciosas que eran
estas informaciones, les diré que el expediente de D. Cosme está formado por
230 paginas de letra apretada, que asusta al historiador que piensa enfrentarse
a él. Una vez aprobado el expediente, venía el noviciado en el castillo-convento
de Montesa, que duraba un año, tras el cual conseguían por fin el anhelado
hábito.
Estoy seguro que todos uds. se habrán fijado, yendo de
viaje a Valencia, en la pétrea mole arruinada que hoy día es el castillo de
Montesa. Yo les invito a que hagan un alto en su camino y suban a visitar esta
impresionante fortaleza. En los últimos años se han hecho notables trabajos de
excavación y consolidación de sus restos que nos permiten la comprensión de su
importancia monumental. El castillo-convento se vino abajo por obra de un
terrible terremoto en al año 1748. Los relatos de los supervivientes nos
muestran la vida que se desarrollaba dentro de sus muros, similar, sin duda
alguna, a la que sesenta años antes debieron llevar los hermanos Tomás durante
su noviciado. En el terremoto mueren unas veinte personas entre religiosos,
caballeros, novicios y criados. Los que sobreviven se trasladarían al palacio
del Temple en Valencia, y allí construyen un nuevo edificio de extraordinario
interés arquitectónico, sede hoy día de
Ya les he hablado del Despacho Real de fundación de
priorato. Los extremos fundamentales que contiene son el reconocimiento de que
el licenciado D. Juan Vicente Ochoa a suplicado a S.M. como Maestre de Montesa
admitiese la fundación de un priorato de
Una vez acabados los estudios y ordenado sacerdote, el
prior tenía la obligación perpetua de decir 100 misas anuales por el alma del
fundador y sus parientes. D. Juan Vicente, además, cede el solar para hacer la
capilla en la parte trasera de su casa, y se compromete a levantarla en el
plazo máximo de cuatro años, poner una campana, dotarla de un retablo, y de los
ornamentos necesarios para su fin religioso. Por último, cede al prior su
propia casa que estaba en la calle Rodenas, contigua al solar que había cedido
para la capilla, “para que en ella el dicho prior que en todo tiempo fuere viva
y cuide con más puntualidad de la debida la dicha capilla”.
Como pueden uds. juzgar por sí mismos, se trata de una
gran fundación dotada espléndidamente. El capital del título hipotecario, 4.000
ducados, les puede parecer una abstracción, pero piensen en un par de millones
de euros y por ahí nos moveríamos. Sumen el solar, la casa para el prior y la
construcción y equipamiento de la capilla.
En fin, a estas alturas, año 1689, la familia Tomás
podía estar satisfecha, eran ricos, ocupaban cargos en el concejo, los hábitos
les conferían un gran prestigio social, el hermano religioso marchaba hacia
Montesa para cumplir con su noviciado. La verdad es que toda la familia era
extremadamente religiosa: todos los hijos de don Cosme se harían religiosos. Y
por estas fechas, año 1692, su hermano Juan nos da un ejemplo de piedad
cristiana. Le da la libertad a su esclava Maria de los Angeles “mediano cuerpo,
cabello negro, color zetrino”, así la describe, de 38 años de edad, la cual
había heredado de sus padres que hacia más de treinta años la compraron a un
mercader de Alicante. Ella quería casarse con Antonio de
Sin embargo, de pronto, todo el estatus de la familia
amenaza con venirse abajo, los problemas van a surgir de todos lados. El primer
aviso les viene por parte del concejo. El alcalde noble, D. Fernando Lozano
Avellán, caballero de Santiago, que por cierto, era sobrino suyo, abre un
proceso criminal contra D. Cosme y sus hermanos. La razón era un altercado que
se había producido en la plaza de Arriba cuando se iba a representar una obra
teatral. D. Fernando tapaba la vista a D. Cosme, y este le había rogado que se
apartase, a lo cual aquel le había contestado con ironía, que si no veía bien
subiese su silla al entablado donde se iba a representar la obra. A partir de
aquí, la discusión sube de tono, las sillas empiezan a volar, sacan sus espadas
y se organiza un pandemonium.
D. Fernando Lozano era el alcalde noble y les instruye
un proceso criminal, pero como sabemos D. Cosme y sus hermanos eran caballeros
de Montesa. D. Fernando no tenía jurisdicción sobre ellos, y el Real Consejo de
Aragón le requiere para que se aparte del proceso por no ser de su
jurisdicción. El concejo dilata el tema y prosigue la causa. Tendrá que venir a
Jumilla el juez conservador de Nuestra Señora de Montesa, que era el prior del
convento de san Juan Bautista de Chinchilla, que multa a las autoridades. Al
final el proceso se consigue derivarlo hacia
Ahora bien, los problemas graves vendrían de Murcia,
por parte de su tío y benefactor D. Juan Vicente. De forma sorpresiva, en este
año, 1689, representantes del obispo vienen a Jumilla y apresan a este clérigo.
Sin atender su ancianidad, moriría dos años más tarde, es llevado a Murcia y
encarcelado severamente. ¿Qué había ocurrido? Antes de contestar a esta
pregunta trazare una breve semblanza sobre este personaje, sin duda alguna, uno
de los sacerdotes más poderosos que ha vivido en Jumilla en cualquier época.
Las fuentes que utilizare para ello no pueden ser más parciales: dos
testamentos que otorgo en Jumilla con un intervalo entre ellos de veinte años,
(1671-1691).
El, en ambos testamentos se declara natural de
Jumilla, pero yo pienso que es de origen yeclano. Tiene dos hermanas que se
casan con jumillanos, y sospecho que esto es lo que lo trae a Jumilla. En
realidad da igual, esto es irrelevante, en 1671 vive en Murcia, donde tiene
casa y goza de dos capellanías, parece estar magníficamente situado. Ordena su
entierro en el convento de san Francisco de Jumilla, y nos dice que ya ha
mandado oficiar dos mil misas por su alma, ahora manda a sus herederos que
digan otros quinientas. Ninguna palabra sobre la orden de Montesa ni sobre sus
sobrinos. Herederas, sus hermanas.
D. Juan Vicente sanaría de su enfermedad y aún viviría
otros veinte años, durante los cuales su carrera eclesiástica lo eleva a un
lugar preeminente de la diócesis: confesor del arzobispo, y a su muerte en
1683, fidecomisario de sus bienes. En este año tiene un primer encontronazo con
sus herederos, estos pleitean contra él por 50.000 reales, que termina
pagándoles. Aún así la cuestión no se cierra del todo, los herederos del
arzobispo quedan descontentos.
Precisamente, la ejecución del testamento del
arzobispo sería lo que le llevaría a la cárcel. El arzobispo dentro de las
obras pías por él señaladas, había dejado una cantidad de dinero a
Los herederos del arzobispo no habían quedado
contentos, a pesar de que D. Juan Vicente les había dado 50.000 reales seis
años atrás, y ahora vuelven a la carga. Se trataba de D. Antonio Sagade Valera,
caballero de Santiago y alguacil mayor de el tribunal de
La única solución que encuentra D. Juan Vicente es
desheredar a una sobrina de Elche, para así salvar a los sobrinos de Jumilla y
su amado priorato de Montesa. Recuerden que la base de esta fundación era un
capital de 4.000 ducados. Esta cantidad más otros 3.000, D. Juan Vicente se los
había prestado a un marqués de Elche, que se había casado con una sobrina suya.
La idea original era destinar 4.000 ducados para el priorato y perdonarle al
marqués los 3.000 restantes. De hecho, ya se habían signado las escrituras
correspondientes. Parecía un acuerdo familiar razonable, que ahora se tornaba
irrealizable. D. Juan Vicente se vería obligado a sacrificar a su sobrina y
adjudicar los 3.000 ducados que le había perdonado más otros 2.400 que se le
debían de réditos atrasados, pues nunca le habían pagado intereses, para cubrir
todas las deudas y créditos que se le reclamaban en Murcia. Así, al menos,
conseguía salvar los 4.000 ducados destinados al priorato.
Es posible que uds. se hayan perdido en todo este
embrollo que les estoy contando, yo por mi parte les aseguro que estoy
sintetizando al máximo, la cuestión era mucho más complicada, y no acabaría
aquí, desde luego. Como se pueden imaginar la familia de Elche no daría saltos
de alegría precisamente. De pronto se encontraban debiendo 7.000 ducados, parte
de los cuales contaban con que se les habían perdonado, y no a un anciano y
venerado tío, sino
Si 1689 había sido un año horrible para la familia
Tomás, el siguiente, 1690, no le andaría a la zaga. A principios del año
anterior, cuando todo parecía ir bien, el hermano religioso, Pedro, había
marchado a Montesa para cumplir su año de noviciado y profesar como religioso
de
La razón estaba en Elche, allí los parientes
enfurecidos por las disposiciones del tío clérigo, se negaban a reconocer a
Al final ante la situación tan desesperada en que se
encontraban, D. Cosme y sus hermanos no tienen más remedio que hacer un
sacrificio supremo: arrojar todo el patrimonio de la familia sobre la mesa,
para garantizar de esta manera los 4.000 ducados de
La jugada era muy peligrosa: las escrituras se firman
en Jumilla en los meses de abril y mayo, sobre todo para las hermanas y el
menor, pues en la practica era su legitima la que se iban a jugar. En Jumilla
en aquella época no existían empleos de ninguna clase, y cuando los hijos se
casaban la norma usual era que los padres les diesen bienes suficientes para
empezar su nueva vida, todo ello a cuenta de la definitiva partición que se
hacia tras la muerte de los progenitores. El notario así lo vería y les hace
las mayores salvaguardas y advertencias legales a las dos mujeres y al menor,
pero ellos disciplinadamente firman. Y cosa curiosa, ellas saben firmar, algo
excepcional en la mujer jumillana durante el Antiguo Regimen.
Para que se hagan una idea de que estamos hablando les
relaciono a continuación las propiedades que aportan como garantía:
-Dos casas en la calle de Rodenas
-Otra casa en la calle del arco de la puerta nueva
-Treinta tahúllas de
viña en la huerta
-Una labor de
-Otra labor de
Se comprometían a no partirlas jamás ni venderlas sino
que estuviesen sujetas al priorato.
Al año siguiente moriría D. Juan Vicente en casa de su
sobrino Cosme, dejando a sus sobrinos en medio de este monumental embrollo.
Quien había sido uno de los clérigos más influyentes y ricos de toda la
diócesis declara poseer unos cuantos cuadros de tema religioso, y un esclavo de
doce años de edad, de nombre Francisco Javier, que había comprado a un
caballero de Murcia, a quien por cierto no da la libertad. Herederos, sus
sobrinos de Jumilla.
Yo, me imagino la pregunta que uds. se estarán
formulando, el priorato, por fin, hecha a andar o se aborta en su inicio. La
respuesta es afirmativa, al menos durante unos veinte años estuvo en vigor esta
fundación de inicio tan accidentado. Y el caso es que a partir de esta fecha la
documentación enmudece. Por fortuna, y también hay que decirlo, gracias a un
gran esfuerzo archivistico conseguí localizar el testamento del hermano
religioso, que habíamos dejado en Montesa angustiado. Dicta su testamento el
3-VII-1709, y en efecto allí leemos que se titula como fray Pedro, prior de
Nuestra Señora de Los Remedios, y nos cuenta que el priorato está activo, y que
el cumple sus obligaciones religiosas con el mayor esmero. El pariente de
Elche, D. José Miralles, marqués de las Torres de Carrus, va pagando la
hipoteca, aunque se suele retrasar y hay que reclamarle de vez en cuando.
A partir de esta fecha, silencio absoluto sobre el
priorato, he consultado otros testamentos de la familia, y ni una sola mención
hacen de este asunto, como si nunca hubiera existido. Mi impresión es que no
sobrevive tras la muerte de fray Pedro, su primer y único prior. Entre otros
indicios me lleva a pensar así el hecho de que la capilla que daba servicio al
priorato nosotros la conozcamos como ermita de san José, que es una fundación
coetánea pero totalmente diferente, tanto en su génesis como en sus promotores.
Por fortuna, tenemos un documento muy ilustrativo
sobre la ermita de san José, se trata de la donación del solar donde se había
de levantar su obra. Su fecha es de 1687, y en él leemos que Pedro Tomas
Guardiola ha obtenido permiso del obispo para fundar una ermita de la devoción
de san José. En la plaza de Arriba había un pequeño solar con múltiples dueños,
que lindaba con un angosto callejón que entonces comunicaba la plaza con la
calle de
La ermita no debió ser gran cosa, en los testamentos
jumillanos de aquellos años no vemos mandas pías para su obra, algo que era
usual cuando alguna fundación religiosa estaba gestándose. Una sola de estas
mandas he localizado, y es tardía, lo que prueba que la obra iba muy lenta. En
1696, Francisco Pérez Bernal, clérigo de menores, deja una fanega de trigo para
la obra de la ermita de san José. Se la vuelve a citar de nuevo en 1736, pero
ahora ya ocupa la capilla que había sido sede del priorato de Montesa. Los
conductores de un preso lo tratan con extrema violencia en la puerta de la
ermita y se les abre proceso por ello, recuerden que la cárcel estaba justo
enfrente.
Voy a insistir en este punto que les puede resultar
chocante, estamos ante dos fundaciones religiosas coetáneas, priorato de
Montesa y ermita de san José, pero que no tienen nada en común. Y sobre su
ubicación no cabe ninguna duda, tanto la escritura de donación del solar para
la ermita de san José como el despacho real de fundación del priorato, nos dicen
con total exactitud donde iban a ser levantado sus oratorios.
En conclusión, que cabe deducir del hecho que de
tiempo inmemorial hayamos conocido a la ermita que está junto al edificio del
concejo como ermita de san Jose. Para mi, no cabe duda que se produjo algún
tipo de acuerdo familiar, por el cual los hermanos Tomás, caballeros de
Montesa, traspasaron la capilla del priorato, que ya debía estar extinguido, a
Pedro Tomás Guardiola, el fundador de la ermita de san Jose.
Hemos visto con detalle la multitud de problemas que
había acarreado la fundación del priorato, y los riesgos que había asumido la
familia Tomás para garantizar el capital de la fundación. Recuerden que habían
tenido que firmar dos escrituras a favor de
Reconozco que todo esto es meramente especulativo, pero estoy siendo honesto con uds. Si en mi poder obra documentación que sustente mis tesis yo se lo indico y se la muestro, si no existe igualmente se lo manifiesto, y aquí solo cabe formular hipótesis razonadas. La cuestión está abierta y el fin del priorato de Montesa en Jumilla espera un conocimiento bien documentado. Por mi parte, yo he aportado lo que estaba en mi mano para el conocimiento de un pasaje de nuestra historia realmente singular. Muchas gracias por su atención.